Quien conoce lo malo, podría acostumbrarse en un abrir y cerrar de ojos a lo bueno. Sin embargo a quién está acostumbrado a lo bueno le llevaría un gran esfuerzo adaptarse a lo malo. Lógico. Pero, quien conoce el término medio, tiene la certeza de verlo todo un poco más claro. Por eso es cierta la frase de que "en el término medio está la virtud". El mundo debería ser un término medio, no son buenos los extremos.
Cuando era pequeña me preguntaba, como vaga inquietud, por qué la gente trabajaba a destajo para, no vivir, sino sobrevivir; llegar a fin de mes, sumidos en una rutina que no los dejaba ver otras cosas. Pero también me preguntaba por qué había países enteros en miseria y, por otro lado, cuatro gatos con medio mundo en los bolsillos.
Otras veces me preguntaba por qué la tecnología no dejaba de crear inventos, a cada cual más estrafalario, y que en muchas ocasiones resultaban ser tonterías, acaparando tiempo y dinero, que podían ser mas necesarios en otras cosas que sucedían.
¿Por qué el mundo estaba lleno de recelo? ¿Por qué existía la corrupción? ¿Por qué nació la competencia económica? ¿Y la especulación? ¿Por qué todas las conversaciones acaban en la palabra "dinero"?
Entonces me imaginaba como serían las cosas de otra manera. Imaginaba a la humanidad sin fronteras que delimitasen lo que es tuyo y lo que es mío, porque todo era de todos y por que, creo firmemente que la única propiedad que posee el ser humano es su propia vida. Imaginaba que no existían las etiquetas y que "fulanito" no se metía con "penganito" simplemente porque a ninguno de los dos se le pasaba por la cabeza; la violencia no existía, porque la educación y el respeto no dejaban que ella sembrase discordia. Todas las personas tenían las mismas oportunidades y todas las personas se comprometían, aportando su grano de arena...Y así, el mundo, tenía tiempo para vivir.
Todo aquello posibilitaba que nuestro verdadero motivo de existencia y nuestra razón de ser: EL AMOR, brotase de todas partes, como un manantial de agua fresca y cristalina, aunque suene quizá un poco romanticón. Y es que todos sabemos que desde tiempos prehistóricos el amor ha sido el motor humano. Y todos sabemos que un ser humano acaba sintiéndose insignificante si no se siente amado ni siente la capacidad de poder amar a los otros, a su entorno.
Pero claro, todo aquello se quedaba en mi cabeza, en mis ilusiones de como sería un mundo ideal. Planteamientos que a veces se me pasaban por la cabeza, <<¿Y si esto fuera de tal manera...?, ¿Y si...?>>.
Más tarde me enteré de que aquello que imaginaba tenía nombre: Comunismo. Y que también tenía nombre lo que vivimos ahora: Capitalismo.
Parecía ser que el Comunismo, en teoría era (es, para mí) perfecto, pero fallaba cuando se llevaba a la práctica. Parecía algo tan ideal e imposible que tenía aspecto de utopía. Y ya sabemos que pasa con las utopías; mientras más te acercas a ellas, más se alejan. Al menos, la esperanza de algun día alcanzarla nos hace seguir caminando.
Quizá el ser humano no estaba preparado para tolerar esa forma de vida. Quizás faltaban los cimientos de todo. Quizá la evolución (que se suele conocer como un cambio para mejor) estaba resultando demasiado desmesurada, tanto que no podíamos sostenerla en las manos. Quizá ocurre lo que mencioné al principio, el que está acostumbrado a lo bueno no quiere acostumbrarse a algo inferior. Quizá los cuatro gatos están bien como están.
Y quizá, lo que le haga falta a la humnaidad para conseguir el término medio, la igualdad, sea reiniciar. Hasta entonces, conservaremos las esperanzas, las ganas, la conciencia y los MOTIVOS.
Genial, me gusta mucho como escribes.
ResponderEliminarYo también persigo una utopía. No es el comunismo, que como bien dices en la práctica no funciona. Y es que el ser humano tiene, además de las facetas más bonitas del mundo, las más horribles. Y siempre habrá quienes quieren tener lo de otros, a costa de cualquier cosa.
El problema ha sido la sociedad occidental, que desde el principio es la que inventó el dinero. Nos han hecho creer que el dinero era necesario y un gran invento, pero no es así. Muchísimas culturas, y civilizaciones han vivido en armonía en estados semejantes al comunismo, anarquía o repúblicas no capitalistas.
Pero como dices, aquellos que perseguimos las utopías, seguiremos manteniendo las esperanzas, las ganas, la conciencia y los motivos ;D
Un beso.
Es curioso ver como los imperios erigidos por la fuerza militar, por la fuerza económica o por la fuerza religiosa caen con el tiempo, y sin embargo, los ideales perduran en las generaciones. Y no tienen que enseñárnoslos. Viven en nosotros, los tenemos ahí, sin ponerles nombre, hasta que descubrimos que existen de verdad.
ResponderEliminarYo también lucho por una utopía como tú, o al menos conservo las las esperanzas, las ganas, la conciencia y los motivos para verla. No es el comunismo, porque como dices falla en la práctica, pero los objetivos son los mismos: Libertad, igualdad y fraternidad.
Te invito si quieres, y sólo si quieres, a pasear por mi blog, comentar y debatir entradas. Yo por mi parte, lo haré con el tuyo ;D.
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